Así, el neurofeedback no introduce nada en el cerebro, no da ningún tipo de calambre ni hace daño.
Mediante electrodos que se ponen en la piel se miden las ondas y cuando el cerebro las pone, dentro de su funcionamiento normal, cerca de donde queremos que esté esa onda, le premia visualmente, y la persona, poco a poco, va aprendiendo sin casi darse cuenta, a colocar esas ondas en la frecuencia en la que va a recibir ese “premio”.
Esto se consigue mostrando al paciente en una pantalla una variedad de “videojuegos” (o de películas) y éste debe jugar utilizando su cerebro. Con el fin de conseguir el objetivo buscado en el videojuego, la actividad cerebral se modifica hacia una situación más adecuada y más regulada.
Es un entrenamiento progresivo
pues los juegos se ajustan de modo que el individuo empiece por un nivel de dificultad no excesivo, que se va modificando conforme la función cerebral mejora de acuerdo a lo que esa persona necesite.
El tratamiento busca promover ciertas frecuencias y disminuir otras dependiendo de la zona cerebral y la onda que queremos modificar.
El tratamiento es personalizado y depende de la necesidad concreta que tenga cada persona.
Este ejercicio simula el metabolismo y el flujo sanguíneo, refuerza la concentración dendrítica, además del funcionamiento de los neurotransmisores, lo que explica la mejoría de las capacidades del paciente que ejecuta claramente mejor las tareas cognitivas después de ser tratado con Neurofeedback.
Así pues, el Neurofeedback es un tratamiento altamente recomendado para personas (niños o adultos) con TDAH (Déficit de Atención con o sin Hiperactividad), Ansiedad, Problemas de sueño, Estrés, etc.